La Cancha

Sí, bueno...este blog tiene como objetivo principal dar a conocer pensamientos por lo general cuáticos. Ideas que quitan el sueño o situaciones que desbordan la mente hacia un estado indigno. Siempre son artículos sin mucha seriedad y con una mirada totalmente personal.
Los cordones juegan un rol preponderante. Con ellos podemos lograr una nueva zapatilla, puede cambiarle completamente el aspecto. Darle más vida o entregarle un poco de seriedad si la situación lo requiere. Mis últimas “Tillas” son blancas con verde, venían con cordones blancos, ese era el color predominante, pero al ponerles unos “lazos” verdes, se equilibraron un poco los tonos. Luego les puse unos amarillos, que las dejaron más bellas aún. Con aspecto más veraniego o primaveral. Creo.
¿Por qué zapatillas?Se ubican en la parte más baja del cuerpo. Es ahí donde suelen usarse, en los pies. Quizás, después de los calcetines y la ropa interior, las zapatillas sean la prenda menos vista. Pero no cuando son vistosas. Azules con amarillo por ejemplo, ya me dijeron por ahí que yo era “el niño de las zapatillas raras” cuando mi vida era solitaria y al parecer no pasé desapercibido gracias al azul y amarillo de mis pies. Tuve, de niño, unas con luces, que me impedían jugar a la escondida de noche, pero me permitían ser un iluminado. Creo que el afán por las zapatillas va por la comodidad y porque hay una infinidad de modelos donde elegir. Además creo que las “Tillas” que uno escoge representan la personalidad. A mí me gustan con colores fuertes porque son más alegres. Simple.
El otro día tuve un cumpleaños de una amiga de la universidad, lo celebró en una discoteca, y poco antes de ir me avisaron que no podía entrar con zapatillas blancas. No entiendo la razón. Un lugar para jóvenes, donde quieren que uno vaya vestido de smokin? Mi falta de determinación me hizo cambiar las que ya tenía puestas por unas grises que adquirí a precio de ganga na.
Chile es aún un país subdesarrollado en materia de calzado. Tal vez en vías de desarrollo, pero igual eso es un concepto apresurado. He visto zapatillas por la Internet, y es ahí cuando uno se da cuenta de que nos falta mucho para lograr un nivel óptimo. Una de mis favoritas no llega a nuestras tierras, el modelo de Puma Lab II de la foto de más arriba. La moda de las zapatillas ha ido tan lejos, pero tan lejos que los diseñadores tuvieron que dar la vuelta en el tiempo y volver al pasado. Muchas de las zapatillas que se venden a un altísimo precio son realmente modelos de hace 20, 30 ó 40 años, y que han sido renovados en sus materiales y fabricación. Pero son diseños antiguos traídos al mundo moderno. Una evolución de las zapatillas basada en el pasado. Un negocio que seguirá en alza y que llevará, ojala, por favor, espero, deseo, a que en el futuro la zapatilla se pueda usar donde uno quiera. Ya me gustaría ver a la Presidenta Michelle Bachelet con un par de Converse rojas.
Ese soy yo cuando iba camino a la luna. No se puede apreciar su color verde porque la foto es en blanco y azul. Como el Colo Colo.
Cuando llegué a la luna me di cuenta al tiro de algo: se nota que los norteamericanos nunca llegaron a la luna como ellos decían. Y todo fue una farsa para tratar de demostrar que ellos son los mejores de todo y para todo en el mundo. Como ese señor que se tiró en bunjie desde un helicóptero sólo para que digan que es un maestro y el mejor de todos en eso. Obvio que era estadounidense. Digo que se nota que nunca llegaron porque la única bandera que encontré fue ésta:
La luna es realmente maravillosa, se puede apreciar la tierra completamente. Es verdad que se ve la muralla china y el obelisco. Pensar que tuve que ir hasta allá arriba para conocerlos. Pero valió la pena. Claro que me fue imposible lograr una buena concentración para escribir el guión. En ese lugar, rebosante de estrellas, y no me refiero a Dan Brown ni a Winona Rider, que también andaba de paseo por ahí, sino a los verdaderos astros que adornan el manto negro, es muy difícil trabajar sin distracciones.
Si van a la luna es mejor no llevar el disco de Coldplay, porque sus canciones son tan pegotes que después van a andar repitiéndolas sin poder parar y no podrán disfrutar del silencio eterno del espacio.
Quería regresar a la tierra. Estaba cansado. Deseaba ya realmente irme. Intenté conseguir una bicicleta para hacer el retorno más rápido. Pero la única que había en toda la luna la estaba usando el omnipresente Dan Brown para el rodaje de su nueva película: “Diarios de Bicicleta”. Me preguntó si quería actuar, pero le dije no gracias, yo soy escritor de cine y no actor. Me di la vuelta y comencé a caminar hacia abajo, pensando en alguna idea para el guión.